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A 105 años de la primera organización de mujeres campesinas, ¿cómo van las mujeres en el campo?

En 1912 Elvira Carillo fundó la primera organización de mujeres campesinas en donde uno de sus principales objetivos era lograr que, al igual que los hombres, las mujeres jefas de familia tuvieran derechos sobre las tierras que trabajaban. A pesar de que en 1953 se lograra el derecho al voto femenino impulsado por este tipo de movimientos en la época, la visibilidad y empoderamiento de las mujeres rurales en nuestro país continúa siendo un punto crítico.

A más de 100 años de la fundación de la primera organización de mujeres rurales, hoy en el día internacional de la mujer rural, se hace hincapié en las dificultades de ser mujer en el campo mexicano, en donde menos del 20% de quienes poseen tierras son mujeres y tienen acceso limitado a semillas, créditos, tecnologías o financiamiento. El 76% de la población que vive en pobreza extrema se encuentra en estas zonas, en donde las mujeres tienen un papel clave para la erradicación de la pobreza.

Pero, ¿por qué recae en las mujeres esta importante tarea? Mildred Ramírez vive en Teabo Yucatán, ella y sus cuatro compañeras decidieron aprovechar el maíz que cosechan, poniendo una tortillería para generar ingresos extra. Mildred y sus compañeras, todas madres de familia, buscan generar un beneficio en su comunidad bajando el precio de su tortilla, para también ayudar a otras familias, ¿cómo?

Mildred consiguió apoyo por parte de Sistema Biobolsa para obtener un biodigestor que aprovechara el estiércol de sus animales de traspatio para generar energía renovable, permitiéndole ahorrar lo que gastaba en su negocio en leña o gas. El fertilizante orgánico producido por la misma eco tecnología le permite producir más maíz para producir más tortillas.

“En la tortillería trabajamos entre cinco señoras, todas somos amas de casa. Tenemos familia, hijos y nos unimos para trabajar, para tener un poquito más de dinero. Con el biodigestor pudimos arrancar nuestro negocio”

Mildred Ramírez

 

Al igual que Mildred en Yucatán, Lorena en Tlaxcala y mujeres en otros países como Ann en Kenia y Ninama en la India ya tienen su biodigestor y han logrado aumentar su independencia al tener acceso a una eco tecnología que les permite cuidar de la tierra protegiendo el suelo con fertilizante natural, produciendo alimentos libres de químicos para alimentar a sus familias y al resto de la comunidad al vender sus productos.

En el campo, a nivel mundial, existen barreras para que las mujeres puedan acceder a financiamientos para comprar tecnología, uno de ellos es no contar con una titularidad comprobable de sus tierras y las condiciones socioculturales que impiden a las mujeres tomar decisiones importantes como inversiones sin ser aprobadas por los hombres.

Sistema Biobolsa ofrece servicios de financiamiento para tecnología sustentable que ayude a mejorar la productividad de las granjas. Estos servicios no se basan en la propiedad de la tierra, sino que promovemos la inclusión financiera a través de Kiva. Con el apoyo de esta plataforma podemos ofrecer un crédito sin intereses a las familias, en donde cualquier persona puede prestar y el cliente va repagando este fondo.

Otro de los puntos clave para mejorar las condiciones de las mujeres rurales es capacitarlas para que ellas aprendan a utilizar la eco tecnología. Nuestro equipo de ingenieras e ingenieros hacen un seguimiento y monitoreo del sistema para que todos los miembros de la familia aprendan a utilizar la tecnología y a aprovechar los beneficios.

Para que, como dice Lorena, “los ahorros se inviertan en los gastos de la familia, las cosechas sean mucho más productivas, las milpas más grandes, la caña mucho más gruesa, el elote más grande, la hoja mucho más verde y, si es en calabaza, ¡ni se diga!”.

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